14.5.06

Un jueves




























Todas esas cosas que no te puedo decir
las repito entre sueños
cuando no me puedo dormir
porque siempre estoy pensando en vos,
porque siempre estoy pensando en vos.



Bicicletas

14.2.06

Nada tengo

Hijo, hoy te digo mi dolor,
nada tengo si no hay sol en mis recuerdos.

Hijo, hoy te doy mi soledad
desde mi universo azul de trino y sueños.

Quise echar raíz, ser cimiente y luz,
florecer entre los zurcos del amor.

Quise ser hogar, lumbre, comunión
y vivir en la tibieza del querer.

Quise armar mi mundo
con estrellas de papel.

Quise unir las manos y los ojos
en canción de eternidad.

Hijo, yo no pude aprisionar
ese mundo de ternuras compartidas.

Hijo, a tu asombro sin final,
hoy te doy este vacío sin medidas.

Nada es el amor sin el tú y el yo
brindándose en el beso y el vivir.

Hay abismo y fe, luz y oscuridad,
laberintos, confusiones, pequeñez,

dudas que rompieron
mis estrellas de papel,

noches, soledades,
sin su alma, sin su piel amándome.

Hijo, eres lejano
barrilete en el azul,

quiero que tu vuelo vibre notas
en mi música, en mi sed.

Hijo, hoy te digo mi dolor,
nada tengo sin el sol de mis recuerdos.


Ricardo Vilca.

9.1.06

La Condesa Sangrienta

La carencia

Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.

***

Lejanía

Mi ser henchido de barcos blancos.
Mi ser reventando sentires.
Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.
Quiero destruir la picazón de tus pestañas.
Quiero rehuir la inquietud de tus labios.
¿Por qué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?

***

Salvación

Se fuga la isla.
Y la muchacha vuelve a escalar el viento
y a descubrir la muerte del pájaro profeta.
Ahora
es el fuego sometido.
Ahora
es la carne
la hoja
la piedra
perdidos en la fuente del tormento
como el navegante en el horror de la civilización
que purifica la caída de la noche.
Ahora
la muchacha halla la máscara del infinito
y rompe el muro de la poesía.

***

La de los ojos abiertos

La vida juega en la plaza
con el ser que nunca fui

y aquí estoy

baila pensamiento
en la cuerda de mi sonrisa

y todos dicen esto pasó y es

va pasando
va pasando
mi corazón
abre la ventana

vida
aquí estoy

mi vida
mi sola y aterida sangre
percute en el mundo.

pero quiero saberme viva
pero no quiero hablarde la muerte
ni de sus extrañas manos.

***

Origen

Hay que salvar al viento
Los pájaros queman el viento
en los cabellos de la mujer solitaria
que regresa de la naturaleza
y teje tormentos
Hay que salvar al viento

***

La enamorada

esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues

hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

***

Canto

el tiempo tiene miedo
el miedo tiene tiempo
el miedo

pasea por mi sangre
arranca mis mejores frutos
devasta mi lastimosa muralla

destrucción de destrucciones
sólo destrucción

y miedo
mucho miedo
miedo.

***

Cenizas

La noche se astilló de estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.

Pronto nos iremos

Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.

¿Qué haré conmigo?

Porque a Ti te debo lo que soy

Pero no tengo mañana

Porque a Ti te...

La noche sufre.

***

Sueño

Estallará la isla del recuerdo.
La vida será un acto de candor.
Prisión
para los días sin retorno.
Mañana
los monstruos del buque destruirán la playa
sobre el vidrio del misterio.
Mañana
la carta desconocida encontrará las manos del alma.

***

Balada de la piedra que llora

La muerte se muere de risa pero la vida
se muere de llanto pero la muerte pero la vida
pero nada nada nada.

***

Sólo un nombre

alejandra alejandra
debajo estoy yo
alejandra

***

A la espera de la oscuridad

Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por lor relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
Perdidas en el canto de los helados campanarios

Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror
Señálale el mundo convulcionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humeden las únicas palabras
Por las que vale vivir

Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos

***

La última inocencia

Partir
en cuerpo y alma
partir.

Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.

He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.

He de partir
Pero arremete ¡viajera!

***

La única herida

¿Qué bestia caída de pasmo
se arrastra por mi sangre
y quiere salvarse?

He aquí lo difícil:
caminar por las calles
y señalar el cielo o la tierra

***

Cenizas

Hemos dicho palabras
palabras para despertar a los muertos,
palabras para hacer un fuego,
palabras donde poder sentarnos
y sonreír.

hemos creado el sermón
del pájaro y del mar,
el sermón del agua,
el sermón del amor.
Nos hemos arrodillado
y adorado frases extensas
como el suspiro de la estrella,
frases como olas, frases como alas.

Hemos inventado nuevos nombres
para el vino y para la risa,
para las miradas y sus terribles caminos.

***

Origen

La luz es demasiado grande
para mi infancia.
Pero ¿quién me dará la respuesta jamás usada?
Alguna palabra que me ampare del viento,
alguna verdad pequeña en que sentarme
y desde la cual vivirme,
alguna frase solamente mía
que yo abrace cada noche,
en la que me reconozca, en la que me exista.

pero no.
Mi infancia
sólo comprende al viento feroz
que me aventó al frío
cuando campanas muertas
me anunciaron.

Sólo una melodía vieja,
algo con niños de oro, con alas de piel verde,
caliente, sabio como el mar,
que tirita desde mi sangre,
que renueva mi cansancio de otras edades.

***

El despertar

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es o nunca jamás o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría les destruía el corazón
Recuerdo las negras mañanas del sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo

***

La jaula

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé de la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche
y barcos sedientos de realidadbailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.

***

Fiesta en el vacío

Como el viento sin alas encerrado en mis ojos
es la llamada de la muerte.
Dónde el ángel,
dónde su palabra.

Oh perforar con vino la suave necesidad del ser.

***

Exilio

Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.

¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas
aunque fuere con sonrisas?

Siniestro delirio amar una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.

***


Peregrinaje

Llamé, llamé como la náufraga dichosa
a las olas verdugas
que conocen el verdadero nombre
de la muerte.

He llamado al viento,
le confié mi necesidad de ser.

Pero un pájaro muerto
vuela hacia la desesperanza
en medio de la música
cuando brujas y flores
cortan la mano de la bruma.
Un pájaro muerto llamado azul.

No es la soledad con alas,
es el silencio de la prisionera,
es la mudez de pájaros y viento,
es el mundo enojado con mi risa
o los guardianes del infierno
rompiendo mis cartas.

He llamado, he llamado.
He llamado hacia nunca.

***

La noche

Poco sé de la noche

pero la noche parece saber de mí,
y más aún, me asiste como si me quisiera,
me cubre la existencia con sus estrellas.

Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte.

Tal vez la noche es nada

y las conjeturas sobre ella nada
y los seres que la viven nada.
Tal vez las palabras sean lo único que existe
en el enorme vacío de los siglos
que nos arañan el alma con sus recuerdos.

Pero la noche ha de conocer la miseria
que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas.
Ella debe arrojar odio a nuestras miradas
sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros.

Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos.
Su lágrima inmensa delira
y grita que algo se fue para siempre.

Alguna vez volveremos a ser.

***

Azul

mis manos crecían con música
detrás de las flores

pero ahora
por qué te busco noche,
por qué duermo con tus muertos

***

Presencia

tu voz
en este no poder salirse las cosas
de mi mirada
ellas me desposeen
hacen de mí un barco sobre un río de piedras
si no es tu voz
lluvia sola en mi silencio de fiebres
tú me desatas los ojos
y por favor
que me hables
siempre

***

Verde paraíso

extraña que fui
cuando vecina de vecinas luces
atesoraba palabras muy puras
para crear nuevos silencios

***

Infancia

Hora en que la yerba crece
en la memoria del caballo.
El viento pronuncia discursos ingenuos
en honor de las lilas,
y alguien entra en la muerte
con los ojos abiertos
como Alicia en el país de lo ya visto.

***

Antes

bosque musical

los pájaros dibujaban en mis ojos
pequeñas jaulas

***

Madrugada

Desnudo soñando una noche solar.
He yacido días animales.
El viento y la lluvia me borraron
como a un fuego, como a un poema
escrito en un muro.

***

En un lugar para huirse

Espacio. Gran espera.
Nadie viene. Esta sombra.

Darle lo que todos:
significaciones sombrías,
no asombradas.

Espacio. Silencio ardiente.
¿Qué se dan entre sí las sombras?

***

Fronteras inútiles

un lugar
no digo un espacio
hablo de qué
hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco

no el tiempo
sólo los instantes
no el amor
no

no

un lugar de ausencia
un hilo de miserable unión

***

Las grandes palabras

aún no es ahora
ahora es nunca

aún no es ahora
ahora y siempre
es nunca

***

Silencios

La muerte siempre al lado,
Escucho su decir.
Sólo me oigo.

***

Pido el silencio

canta, lastimada mía (Cervantes)

aunque es tarde, es noche,
y tú no puedes.

Canta como si no pasara nada.

Nada pasa.

***

Caer

Nunca de nuevo la esperanza
en un ir y venir
de nombres, de figuras.
Alguien soñó muy mal,
alguien consumió por error
las distancias olvidadas.

***

Los ojos abiertos

Alguien mide sollozando
la extensión del alba.
Alguien apuñala la almohada
en busca de su imposible
lugar de reposo.

***

La verdad de esta vieja pared

que es frío es verde que también se mueve
llama jadea grazna es halo es hielo
hilos vibran tiemblan
hilos
es verde estoy muriendo
es muro es mero muro es mudo mira muere

***

Invocaciones

Insiste en tu abrazo,
redobla tu furia,
crea un espacio de injurias
entre yo y el espejo,
crea un canto de leprosa
entre yo y la que me creo.

***

Desmemoria

Aunque la voz (su olvido
volcándome náufragas que son yo)
oficia en un jardín petrificado

recuerdo con todas mis vidas
por qué olvido.

***

Un abandono

Un abandono en suspenso.
Nadie es visible sobre la tierra.
Sólo la música de la sangre
asegura residencia
en un lugar tan abierto

***

Comunicaciones

El viento me había comido
parte de la cara y las manos.
Me llamaban ángel harapiento.
Yo esperaba.

***

Del otro lado

Años y minutos hacen el amor.
Máscaras verdes bajo la lluvia.
Iglesia de vitrales obscenos.
Huella azul en la pared.

No conozco.
No reconozco.
Oscuro. Silencio.

***

Moradas

En la mano crispada de un muerto,
en la memoria de un loco,
en la tristeza de un niño,
en la mano que busca el vaso,
en el vaso inalcanzable,
en la sed de siempre.

***

Mendiga voz

Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.

En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.


***

Linterna sorda

Los ausentes soplan y la noche es densa. La noche
tiene el color de los párpados del muerto.
Toda la noche hago la noche. Toda la noche escribo.
Palabra por palabra yo escribo la noche.

***

A Janis Joplin

a cantar dulce y a morirse luego.
no:
a ladrar.

Así como duerme la gitana de Rousseau,
así cantás, más las lecciones de terror.

hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
Me pregunto si eso no aumentó el error.

hiciste bien en morir,
por eso te hablo,
por eso me confío a una niña monstruo.

***

13

explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome




Alejandra Pizarnik
(Primera Entrega).

Gracias por el fuego

Tonto, tontísimo. Me hubieras convencido, claro. Sólo una vez dije Ramón adentro de tu boca, debajo de tu lengua. Ahogada, feliz. Tonto. Pobrecito. Ahí, en ti, estaba el niño, la criatura. Y tus ojos oscuros, qué susto, qué estupor. Con esta mano pasé por ellos, los cerré cuando estaba segura de que era un juego, de que en seguida ibas a abrirlos. Después no. Alguien los habrá cerrado. Yo no te vi. Es decir, no vi a Eso que decían que eras tú. Los ojos, Tus Ojos. Es todo el recuerdo, o casi todo. Me mirabas ansioso. Fue así que empezaste a convencerme. Ramón tonto. Viejito. Seguramente soy culpable. ¿Quién no lo es? Si hubiera dicho Sí. Pero no podía decirlo. Ahora sí puedo y para qué sirve. Ahora ya vi la odiosa cara de Hugo cuando me trajo la noticia. Pero cuando me preguntaste, yo no la había visto, no sabía que existía. Hugo no es bueno, nunca lo fue. Pero yo no sabía. Ahora será imposible quererlo, y además será difícil tenerle piedad. Como ves, todo es una trampa, una cochinada. El Viejo ha vencido. Pero quién sabe. Tonto, tontísimo, ¿qué nos importa el Viejo? Ni siquiera tuve tiempo de contarte nada. Todas esas cosas que Hugo ignora; que no sabrá jamás. Mi verdadera, insignificante vida que nunca dije a nadie. Cuando en la cuadra había una sola casa, y era la nuestra, la de mis padres. Cuando yo iba corriendo hasta las rocas y dejaba colgar mis piernas flacas, y el agua empezaba a crecer y me mojaba hasta los tobillos, y un frío agradable, cómplice, me subía por la espalda y se instalaba en la nuca, y yo me ponía a temblar, pero sin temblor, en una levísima conmoción que era como un goce, el primero tal vez. No hubo manera de contarte nada. Cuando en los tiempos de la primera regla, yo cerraba violentamente los ojos y cruzaba más violentamente aun los brazos sobre el pecho e inventaba así una noche inexpugnable pero recorrida por chisporroteos, y entonces comenzaba a volar sin alas, como un bólido rígido, y sintiendo una fuerte presión en las sienes. Y cuando la abuela gallega me pasaba la mano, floja pero segura, por la frente, y yo iba moviendo lentamente la cabeza para que la palma inmóvil recorriera obligatoriamente mis ojos, mi nariz, mi boca, mis orejas, mi pescuezo. Y cuando por primera vez vi un hombre desnudo, un pobre tipo que se ponía los pantalones entre los tamarices, y vomité al descubrir esa insolente y asombrosa versión del sexo. Y cuando me recomendaron que no mirara el sol durante el eclipse y yo igual miré, aunque por las dudas con un solo ojo, y nunca más volví a ver como antes. Y cuando y cuando y cuando. Nada de eso pude contarte. Querido. Claro que puedo imaginarte, pero no sirve. No puedes tocarme y sin embargo mi piel está a la espera. No puedes tocarme porque no puedo convencer a mi piel, y es horrible. Puedo imaginarte, claro, en aquella única vez. Parecías tan desesperadamente feliz. Hubo un instante de silencio, con una confusa crispación de voces allá abajo en la playa, pero de todos modos era silencio. Hubo un instante en que estuvimos inmóviles, sin tocarnos. Y ese es el momento que mejor puedo ahora instalar aquí en el vacío, porque el silencio concreto, la imagen concreta, son sucedáneos de algo tuyo, pero en cambio no hay nada que sustituya a tus manos. Y si paso mis propias manos por mis muslos, por mi cadera, por mi vientre, por mis pechos, si me recorro con mis manos, cerrando los ojos y tratando de convencerme de que son las tuyas, sé que terminaré en una gran vergüenza, en unos pobres sacudones de angustia, en una soledad miserable y grotesca. Tengo que matarlo, dijiste cuando yo dormía. Y tu voz se introdujo en mi sueño, en ese sueño donde estaba derrumbándose un tabique y detrás de él había un cielo deslumbrante y atroz, y yo podía mirarme sin conmiseración. Tengo que matarlo, dijiste una y otra vez y la frase empezó a salir por altavoces, y yo me tapaba los oídos pero igual veía cómo los altavoces movían los labios y estaba segura de que siempre repetían lo mismo. Tengo que matarlo, dijiste la última vez, pero entonces yo estaba despierta, y sin embargo me hice la entredormida y simplemente te pregunté: ¿Qué?, y me contestaste: Si yo no hablé. Claro que la mía no fue una buena pregunta. Tampoco la tuya fue una buena respuesta. Yo estaba alelada, y tú no tenías ni me tenías confianza. Éramos dos seres débiles y heridos. Si pudiera recoger los escasos recuerdos diseminados. Pero, además, ¿de qué sirven? No soy una morbosa, soy un ser normal. Hasta los doce años dormí abrazada a mi muñeca, mi pobre muñeca tuerta y renga. Fue el perro que le rompió una pierna y se comió el ojo, pero no quise que mamá la mandara al taller. Dormí abrazada hasta los doce años, y mucho después vino Hugo, que de algún modo era, es, un muñeco y también un inválido. Pero sólo una noche dormí abrazándolo, y él apenas dijo: Hace demasiado, demasiado calor. Soy un ser normal que quiere asirse a algo. No me importa que después vengan el desencanto y la muerte, sólo pretendo un consuelo temporario, un consuelo para la piel. ¿Por qué mi palma se ahueca, sola e impotente, cuando pienso en tus hombros caídos, en tus piernas fuertes y velludas, en tu nuca indefensa, de chiquilín? Había dos lunares abultados como cicatrices. Y allá abajo el vello era suave y enredado. Una podía pasar los dedos como un peine, presionando levemente para deshacer los pocos nudos, y seguir. Oh, seguir. Ramón, Ramón, Ramón. ¿Y ahora? ¿Qué hacer con esta desesperación, con esta podredumbre? El Viejo, en el entierro, como un irrisorio monumento, como un prócer tóxico, dosificando sus estremecimientos para que el público, trepado sobre los canteros o apoyado en las lápidas, tomara buena nota de su dolor de padre conmovidamente famoso. Y Hugo sin llanto, con el odio inmóvil sobre los pómulos. Y el Viejo poniéndole una mano despreciativa sobre el hombro cobarde, resentido. El Viejo. ¿Por qué no lo mataste? Claro que si lo hubieras hecho, ahora estaría preguntándote con la misma ansiedad: ¿Por qué lo mataste? Al menos no sería una pregunta en el vacío. Eso suele ocurrir cuando uno se pone a comparar la desgracia mayor con la desgracia menor; esta parece entonces una suerte feroz, sólo porque no fue, sólo porque lo acontecido fue la desgracia mayor. Ramón, tonto, tontísimo, claro que prefería saberte asesino, parricida, antes que saberte esto. Iba a pensar Cadáver. Pero quién sabe qué eres. Espíritu, alma en pena. O nada, estrictamente nada. Sería tan cómodo creer en Dios y saber que de algún modo resides en su seno, en su inmensa voluntad, en su vieja urdimbre. Sería tan cómodo imaginar que ahora respiras con otro aliento, desprendido de esta mugre, sin angustia ni dicha, como un simple poro o como una gran ocasión flotante, provisto de siglos antes y de siglos después, con un pasado que es amarga experiencia necesaria y un futuro que es eternidad sin sobresaltos. Sería tan cómodo, pero no puedo. Y es una lástima, porque es horriblemente inconfortable pensar que, en vez de eso, eres nada, nada, nada. Se acabó la sangre fría. Quién sabe, a lo mejor puedo enloquecer. A lo mejor, si me miro al espejo fijamente, abriendo bien los ojos y apretando los labios hasta lograr una perplejidad desproporcionada a mis orejas, a mi boca, a mi nariz, a mis cejas; a lo mejor puedo así inundarme de un zumbido interior que me impida escuchar la letanía de los pésames, las maldiciones de Hugo, aquella radio que aturde, esa sirena de los patrulleros; a lo mejor puedo así evadirme a una región que no tenga memoria, que no tenga Ramón, que no tenga mi piel acariciada por Ramón. Pero tampoco. Nunca podré enloquecer. Ni siquiera matarme. Tengo la espesa, desgraciada suerte de ser normal. Y aun dentro de esta desesperación, aun así, con la cabeza ahogada por la almohada, soy capaz de pensar que dentro de una semana, o un mes, o más tarde aun, abriré el ropero y miraré todos mis vestidos, y elegiré uno, claro que no podrá ser aquel que Ramón me fue quitando, escogeré después el collar y los clips que vayan bien con el vestido, y me pasaré el lápiz por los labios que él, oh que él, y veré si están en la cartera el llavero, el carnet y los cigarrillos, y vigilaré otra vez el peinado antes de otorgarme el visto buen final, y bajaré al estudio de Hugo y rozaré apenas su mejilla y él me dirá: Me alegro de que estés más animada. Y le preguntaré si puedo llevar el coche, y él dirá que sí, y la muchacha sonreirá de lejos y correrá a abrirme el garage, y yo daré vuelta la llave y escucharé el ronquido familiar del motor, y pondré primera, apretaré suavemente el acelerador, y saldré a la luz, que será una luz extraña y metálica, con las verjas estriadas como en un aguafuerte, y los árboles quietos, con sus copas en triángulos secos. Y tomaré por la Rambla y bajaré el vidrio, y el aire me golpeará la cara, y por debajo del maquillaje sentiré que tengo arrugas y terribles ojeras y hasta varios proyectos de muecas, pero estaré tranquila y a pesar de todo sonreiré, aunque se trate de una sonrisa opaca, sin convicción, porque naturalmente hay que vivir y hay que guardar bajo siete llaves el furor por legítimo que sea, y junto con el furor hay que guardar el espanto. Y sin embargo no podré evitar el recuerdo de otro viaje por la Rambla. Guardar el espanto. Porque soy una hembra destruida. Lo soy aquí en la cama, con la cara llorosa escondida en la almohada, y lo seré ese día, con la piel maquillada y sin poros. Guardar el espanto, pero con urgencia. Porque soy una hembra destruida y solitaria. Y la nostalgia llegará a mi cabeza como le llega ahora, desde abajo. El aire golpeará en mi cara y mis arrugas existirán, no hay duda. No sólo las que tengo desde ya, sino las que sólo están diseñando sus pliegues. Y acaso todo vaya más o menos bien hasta que me acerque a La Goleta. Porque allí me llevó. Me llevaste. Tontísimo. Allí dijiste: Es una barbaridad, claro, pero te quiero. Guardar el espanto. O tal vez sea imposible. Porque al llegar a La Goleta es casi seguro que no podré soportarlo y estallaré, o me echaré a llorar tan convulsivamente como ahora, o perderé el sentido y mi cabeza caerá sobre el volante, y la bocina empezará a sonar, y acaso suene un rato largo, como una pobre alarma en el desierto.


Mario Benedetti

8.1.06

Sed adentro

La boca abierta bajo la lluvia
y el agua buceando el alma.

Sed adentro
hasta donde el mar se seca noche,
hasta donde la sed amanece playa.



Hugo Mujica

3.1.06

Guitarra negra

Este libro tiene mucho, muchísimo más que lo que voy a mostrar acá. Pero es que no me alcanzaría la vida (ni la muerte) para mostrar lo abismal de este hombre.


iv

.....los puentes de mi conciencia
están desplegados de sus extremos
y flotan en el aire tibio
como cosas dispersas

.....unas tremendas manos vacías
sobresaltan mi soledad
haciéndola aun más inexistente
pronunciando a tientas
las sucesivas muertes de mi alma
mi alma de jarrón

.....hoy veo sólo la espuma
sobre la que retozan
los enternecidos desechos de mi esqueleto


el músico

.....acongojado llora
con sus débiles dedos
la furia y el odio
y el lodo
que fue su origen

.....las cuerdas de su instrumento
como míseros revólveres
o quizá tendones de un dios ebrio
cantan
.....y es sólo penumbras
el despertar de su hora tardía
.....y es sólo tiniebla
el entornar pequeño de sus ojos

.....el músico está allí
donde el dolor no puede confundirse
con los ecos del demonio

.....el músico es por fin
la tenebrosa ansiedad
de no volverse loco por el tiempo
.....la vida que no recuerda nada
el antiguo reloj en el que cayeron las lluvias

.....su soplido fresco rechinar del abismo cae
.....y su cuerpo de quimera y cárceles
va ensordeciéndose del cielo
y quejándose de la soledad
que pudo por lo menos haber sido incomprensible

.....y así se materializan
los pensamientos del músico
como cruces que se encuentran
acostadas en el vientre

.....y locas las guirnaldas del verano
entreabren su pudor
y se escucha el sonido


los locos

.....los locos corren
por el pasto sin gritos
por la pradera venenosa
y por la piel entre la luna

.....y los locos giran
sin temor al mareo
.....de la casa al árbol
de la ayuda al horror

.....cuando uno de los locos hable
los cuerdos retozando en la penumbra
oirán el ruido
y verán las verdades

.....los locos que parecen aprisionados
por la muerte selecta del escándalo
tienen pechos rugosos
y bordeados de lumbre
.....y los locos lo saben

.....desde su atónito lenguaje
por intersticios de meninges espectaculares
los locos se precipitan
a paralizar el mundo de la muerte
.....aunque más no sea
para sentarse a llorar

.....no hay soles en sus días
y en sus noches
sobreviven los colores de un ojo que no los ha deseado

.....por eso
y porque la ventosa de fuego
rebalsa de temor
ante la fantasía de los sanos;
el obturador de los locos está presto
como una lanza
.....y al perforarnos de una vez
con una certera puntada entre la vida y el cielo....


paisaje

.....la carne nieva
vestida de perla
y los rostros se cubren de gases

.....las platas adornan
.....el cuero gime
.....la voz se quema en el patio
de las benedictinas

.....el suelo baila
.....la paz es hueca
.....dentro de su humo
se gesta un diablo sereno

.....La fruta cuelga
.....los trozos del cielo
vuelan por el aire
.....la piel se esparce
luciendo su hueso
.....y en los aljibes de la limosna
un gato masca las grises monedas
y el enterrador husmea
la ventana de tierra

.....la calle resbala
desde la montaña
y el enjambre del verde
descubre su panza

.....la paz es hueca
la paz es falsa
.....dentro de su humo
se engendra un diablo
se carcome el topo
se infarta el pájaro


v

.....aquel cuerpo infantil e hirsuto
delimitado apenas por la detonación del espacio
está incrustado como un ámbar
en el aparente cráneo del cristal del tiempo

.....y el cristal remuévese en su fluido
como pasos en la sombra

.....pero aquel inmutable ser propulsado
aquella fascinada proyección
escapada de la placidez de la muerte
se ha conducido hacia la nada

.....(nada ¿dónde estás tú en medio de esta nada?)
y de la nada se sugirió su impulso
que incumbía a todo lo inexistente

.....y desde ese mismo estado inatómico
escapó como gimiendo por el desahogo
como estirándose
todo lo infinitamente misterioso de
nuestra respiración


ii

.....la cara pequeña
de otras ilusiones
y otros secretos
se cubre tímidamente
asumida en un cuerpo
arrebatado de luz

.....los cofres dorados
y sin magnitud
ejecutan el formato
de otro mund indiferente a todo reflejo

.....y la herrumbre de los días
es un color que vivió en las formas
en un error de no haber sido la propia cosa


desaceleración

i
.....toma tus terráqueas y ásperas sogas
y despréndete humildemente de tu trono


.....los arbustos que temblaban en la colina
se han cansado de palmotear
.....es insólita tu alma
.....tantas cosas de pie
elegidas entre millones
saturadas por vivir aquí

.....tantos cometas inconmesurables
.....surcados de cielo (cielo donde tú habitas)

.....y los hombres tú y yo
un conjunto en lo absurdo
.....en lo que el sentimiento de una magia
se une a la forma
alejada de toda indigencia sin vida
comenzada a ser hacia el futuro
.....futuro que tarda en abrir sus ojos
que tarda en ansiar su trópico
que nos da de comer hasta la muerte

ii
.....pero la atrofiada mandíbula...
.....estamos atrofiados por demás
.....aun si no tuviéramos bocas
estaríamos comiendo carne apenas con los párpados

iii
.....por la orilla secreta
ovillan las sentencias
rebalsa la magia
ruedan las calles

iv
.....lo importante es que escriba cómodamente:
....."repite con la persona que amas
que eres responsable del destino"
.....brama en la penumbra de tus días
.....consigue exhalar la muerte deslizándote
.....derroca al líder de tu maldad y ahórcalo

v
.....cántate una canción reivindicatoria
mata al hijo de los dioses
conecta tu máquina del tiempo

vi
.....¿consigue aquel disfraz para odiarte más que tú mismo
en tu carcomida vislumbre?
.....¿ves nacer algo o crees que sólo hay muerte?
.....¡vamos!
.....rodéate de espejos
y cuando entumecido
cuando despreciado por tanto abuso
y tan descarada mentira
intentes absolverte con una ráfaga de emoción
verás que tu corazón se pudre
irremediablemente seleccionado para caer
.....entretanto se enceguecerá la imagen de tu alrededor
quemado ya por la última farsa

vii
.....así comenzó tu propia maldición
.....en tantos años de vigilia
a través de una locura de largo tiempo
a la que escondiste vanamente
entre tus mártires

.....y tu cara comenzó a rasparse
contra la calavera
tiñéndose de la humedad típica de la muerte
.....y manos desconocidas
cavaron una desolada porción de tu tumba
para ser completada con unas tristes violetas

viii
.....pensé
que habías salido de viaje
acompañado de tu sombra
silbando
hablando con el sí mismo
.....por atrás de una llovizna


v

.....¿qué hermosas mañanas veré en esta ceguera?
.....¿y qué plácido encuentro dará vueltas sin llegar al mundo?

.....ahora no son sólo las memorias
las que arriman sus dibujos de diarios
.....están también los hálitos
.....el espíritu
.....los antepasados

.....cuando esta cabeza sea atravesada por el sol
la misma vida ondulante
sentirá estremecer su cráneo
.....y despierta voceando su incertidumbre
resbalará por los peldaños
ausente de toda tenebrosa razón
.....perdida entre las especies de antaño

.....y entonces:
.....¿qué voz del cristal endulzará el alma?
.....¿qué juego habrá?
.....¿qué grito?


iii

.....sólo los filos inesperados de la noche
con su eterna copa de negro aluminio
su sonrisa gigante
sus párpados de abismo
sus sueños antiguos
su silencio su muerte

.....sólo la paz que busco en esta noche
.....¿llegaré a verla en la luz?
.....confirmaré la profecía del cerebro
.....luego un sueño mecerá mi mano en la brisa

.....sólo en la noche encontraré mis hendidos espejos
.....las clavijas deberán anunciarme las grietas
las quebraduras
.....el vacío interior


del por qué de las playas

.....el hombre que camina y no sabe lo que busca
se ha declarado arena
y podría sentirse sol entre las algas y los ripios
.....¡loco acantilado consumido y no acostado nunca!

.....porque la playa es un lugar de ciertos sueños
hacia donde emigra la cabeza del enigma
y se hace sal el universo
.....atrás quedan las gaviotas el agujero de las nubes
.....esas aguas se conservan entre el viento

.....alguien que ha jugado y se ha dormido
ya es el cielo
.....se ha tomado de sí mismo
en un abismo mudamente coloreado de cerezas
.....nadie descubre al hombre solo que no busca lo que quiere
pero desde adentro sabe transformar
.....a veces se comporta como un último lugar
.....porque sí desde hacxe mucho

.....hasta que el agua le haga dientes y riquezas
y le socave el vientre de los nidos
y los ojos casi carne del éter
y el hombre ya no esté
.....por más que se lo quiere buscar no esté
ni como piel ni como piedra
o esté jugando a ser como la roca


tu vida

.....no llegues a mí­ sin pronunciar mi nombre
.....no te acerques sin que la lluvia te haya besado
.....ni los iluminados te hayan respondido
.....ni pequeños pájaros azules y verdes hayan volado sobre ti

.....Abre la ventana que te acechaba
que miraba hacia adentro
y cubrí­a tus ojos de deseos ignotos
.....(la virtud asomará como una señal en los vitrales)
y al olvidar, al volver
serás la misma

.....entonces no te acerques sin que cure tu mal
.....y huya tu muerte
.....yo soy tu vida
.....malentiéndeme



Luis Alberto Spinetta
http://www.spinettacual.com.ar

21.12.05

El libro de los abrazos

Cuando tengo que referirme a este libro, lo nombro como el que más influyó en mi vida. No será nunca mi preferido o el que más me guste, pero sí el que más me marcó (como los tatuajes que no se ven... o sí). Lo leí en una época en que la verdad no estaba nada bien y me salvó. De ahí en más es que se lo regalo a cada persona que quiero.
Ahora, a lo que viene la gente.


Recordar: Del latín re-cordis,
volver a pasar por el corazón.



El mundo
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
- El mundo es eso -reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
El arte desde los niños
Mario Montenegro canta los cuentos que sus hijos le cuentan.
Él se sienta en el suelo, con su guitarra, rodeado por un círculo de hijos, y esos niños o conejos le cuentan la historia de los setenta conejos que se subieron uno encima del otro para poder besar a la jirafa, o le cuentan la historia del conejo azul que estaba solo en medio del cielo: una estrella se llevó al conejo azul a pasear por el cielo, y visitaron la luna, que es un gran país blanco y redondo y todo lleno de agujeros, y anduvieron girando por el espacio, y brincaron sobre las nubes de algodón, y después la estrella se cansó y se volvió al país de las estrellas, y el conejo se volvió al país de los conejos, y allí comió maíz y cagó y se fue a dormir y soñó que era un conejo azul que estaba solo en medio del cielo.
Teología/3
Fe de erratas: donde el Antiguo Testamento dice lo que dice, debe decir lo que quizá me ha confesado su principal protagonista:
Lástima que Adán fuera tan bruto. Lástima que Eva fuera tan sorda. Y lástima que yo no supe hacerme entender.
Adán y Eva eran los primeros seres humanos que de mi mano nacían, y reconozco que tenían ciertos defectos de estructura, armado y terminación. Ellos no estaban preparados para escuchar, ni para pensar. Y yo... bueno, quizá yo no estaba preparado para hablar. Antes de Adán y Eva, nunca había hablado con nadie. Yo había pronunciado bellas frases, como "hágase la luz", pero siempre en soledad. Así que aquella tarde, cuando me encontré con Adán y Eva a la hora de la brisa, no fui muy elocuente. Me faltaba práctica.
Lo primero que sentí fue asombro. Ellos acababan de robar la fruta del árbol prohibido, en el centro del Paraíso. Adán había puesto cara de general que viene de entregar la espada y Eva miraba al suelo, como contando hormigas. Pero los dos estaban increíblemente jóvenes y bellos y radiantes. Me sorprendieron. Yo los había hecho; pero yo no sabía que el barro podía ser luminoso.
Después, lo reconozco, sentí envidia. Como nadie puede darme órdenes, ignoro la dignidad de la desobediencia. Tampoco puedo conocer la osadía del amor, que exige dos. En homenaje al principio de autoridad, me aguanté las ganas de felicitarlos por haberse hecho súbitamente sabios en pasiones humanas.
Entonces, vinieron los equívocos. Ellos entendieron caída donde yo hablé de vuelo. Creyeron que un pecado merece castigo si es original. Dije que peca quien desama: entendieron que peca quien ama. Donde anuncié pradera de fiesta, entendieron valle de lágrimas. Dije que el dolor era la sal que daba gustito a la aventura humana: entendieron que yo los estaba condenando al otorgarles la gloria de ser mortales y loquitos. Entendieron todo al revés. Y se lo creyeron.
Últimamente ando con problemas de insomnio. Desde hace algunos milenios, me cuesta dormir. Y dormir me gusta, me gusta mucho, porque cuando duermo, sueño. Entonces me hago amante o amanta, me quemo en el fuego fugaz de los amores de paso, soy cómico de la lengua, pescador de alta mar o gitana adivinadora de la suerte; del árbol prohibido devoro hasta las hojas y bebo y bailo hasta rodar por los suelos...
Cuando despierto, estoy solo. No tengo con quién jugar, porque los ángeles me toman tan en serio, ni tengo a quién desear. Estoy condenado a desearme a mí mismo. De estrella en estrella ando vagando, aburriéndome en el universo vacío. Me siento muy cansado, me siento muy solo. Yo estoy solo, yo soy solo, solo por toda la eternidad.
La pequeña muerte
No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, a lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
La desmemoria/1
Estoy leyendo una novela de Louise Erdrich.
A cierta altura, un bisabuelo encuentra a su bisnieto.
El bisabuelo está completamente chocho (sus pensamientos tienen el color del agua) y sonríe con la misma beatífica sonrisa de su bisnieto recién nacido. El bisabuelo es feliz porque ha perdido la memoria que tenía. El bisnieto es feliz porque no tiene, todavía, ninguna memoria.
He aquí, pienso, la felicidad perfecta. Yo no la quiero.
Celebración de las contradicciones/2
Desatar las voces, desensoñar los sueños: escribo queriendo revelar lo real maravilloso, y descubro lo real maravilloso en el exacto centro de lo real horroroso de América.
En estas tierras, la cabeza del dios Eleggúa lleva la muerte en la nuca y la vida en la cara. Cada promesa es una amenaza; cada pérdida, un encuentro. De los miedos nacen los corajes; y de las dudas, las certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios, otra razón.
Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día.
En esa fe, fugitiva, creo. Me resulta la única fe digna de confianza, por lo mucho que se parece al bicho humano, jodido pero sagrado, y a la loca aventura de vivir en el mundo.
Dicen las paredes/3
En Montevideo, en el barrio Brazo Oriental:
Estamos aquí sentados, mirando cómo nos matan los sueños.
Y en la escollera, frente al puerto montevideano del Buceo:
Mojarra viejo: no se puede vivir con miedo toda la vida.
En letras rojas, a lo largo de toda una cuadra de la avenida Colón, en Quito:
¿Y si entre todos le damos una patada a esta gran burbuja gris?
La pálida
Mis certezas desayunan dudas. Y hay días en que me siento extranjero en Montevideo y en cualquier otra parte. En esos días, días sin sol, noches sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo recononcerme en nada, ni en nadie. Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido. Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte, y no quiero estar con nadie, ni siquiera conmigo, y no tengo, ni quiero tener, nombre ninguno: entonces pierdo las ganas de llamarme o ser llamado.
La mala racha
Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen las cosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que busco, y siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción.
Resurrecciones/1
Infarto agudo de miocardio, zarpazo de la muerte al centro del pecho. Pasé dos semanas hundido en una cama de hospital, en Barcelona. Entonces sacrifiqué mi destartalada Porky 2, que ya la pobre no daba más, y como quien no quiere la cosa, el cambio de libreta se convirtió en un repaso de los años transcurridos desde el sacrificio de la Porky 1. Mientras pasaba en limpio nombres y direcciones y teléfonos a la agenda nueva, yo iba pasando en limpio también el entrevero de los tiempos y las gentes que venía de vivir, un torbellino de alegrías y lastimaduras, todas muy, siempre muy, y eso fue un largo duelo de los muertos que muertos habían quedado en la zona muerta de mi corazón, y una larga, más larga celebración de los vivos que me encendían la sangre y me crecían el corazón sobrevivido. Y nada tenía de malo, y nada tenía de raro, que se me hubiera roto el corazón, de tanto usarlo.
Las hormigas
Tracey Hill era niña en un pueblo de Connecticut, y practicaba entretenimientos propios de su edad, como cualquier otro tierno angelito de Dios en el estado de Connecticut o en cualquiero otro lugar de este planeta.
Un día, junto a sus compañeritos de la escuela, Tracey se puso a echar fósforos encendidos en un hormiguero. Todos disfrutaron mucho de este sano esparcimiento infantil: pero a Tracey la impresionó algo que los demás no vieron, o hicieron como que no veían, pero que a ella la paralizó y le dejó, para siempre, una señal en la memoria: ante el fuego, ante el peligro, las hormigas se separaban en parejas, y de a dos, bien juntas, bien pegaditas, esperaban la muerte.
Las huellas digitales
Yo nací y crecí bajo las estrellas de la Cruz del Sur.
Vaya donde vaya, ellas me persiguen. Bajo la cruz del sur, cruz de fulgores, yo voy viviendo las estaciones de mi suerte.
No tengo ningún dios. Si lo tuviera, le pediría que no me deje llegar a la muerte: no todavía. Mucho me falta andar. Hay lunas a las que todavía no ladré y soles en los que todavía no me incendié. Todavía no me sumergí en todos los mares de este mundo, que dicen que son siete, ni en todos los ríos del Paraíso, que dicen que son cuatro.
En Montevideo, hay un niño que explica:
- Yo no quiero morirme nunca, porque quiero jugar siempre.
El aire y el viento
Por los caminos voy, como el burrito de San Fernando, un poquito a pie y otro poquito andando.
A veces me reconozco en los demás. Me reconozco en los que quedarán, en los amigos abrigos, locos lindos de la justicia y bichos voladores de la belleza y demás vagos y mal entretenidos que andan por ahí y por ahí seguirán, como seguirán las estrellas de la noche y las olas de la mar. Entonces, cuando me reconozco en ellos, yo soy aire aprendiendo a saberme continuado en el viento.
Me parece que fue Vallejo, César vallejo, quien dijo que a veces el viento cambia de aire.
Cuando yo ya no esté, el viento estará, seguirá estando.
La ventolera
Silba el viento dentro de mí.
Estoy desnudo, dueño de nada, dueño de nadie, ni siquiera dueño de mis certezas, soy mi cara en el viento, a contraviento, y soy el viento que me golpea la cara.
Eduardo Galeano.

Del por qué de las playas

"Alicia expulsada". Bueno, es una canción. De Bunbury, sí. La pueden busacr en Google. Tipean: alicia expulsada al pais de las maravillas enrique bunbury letras y... voila! Resultados 1 - 10 de aproximadamente 268.
Y eso somos: expulsados, exiliados. Desterrados en una tierra mágica. Pero, Alicia: Se acabó ese juego que te hacía feliz. Vivir es jugar. Y puede acabarse el juego y uno no salir. Y así estamos: en tierra de nadie, intentando revivir algo que murió hace tiempo. O viento. Todas las hojas son del viento. (Menos la luz del sol). Aun me sorprende este sol.
Estamos atrapados, todos. Algunos somos conscientes (desgraciadamente). Somos marionetas, personajes de un mundo que alguien sueña. And if he left off dreaming about you, where do you suppose you would be? You would be nowhere. You are only a sort of thing in his dream.
Y, como todo personaje, estamos incompletos, inacabados. Kundera me ahorró el trabajo de explicarlo: "¿Acaso no es cierto que el autor no puede hablar más que de sí mismo? (...) Los personajes de mi novela son mis propias posibilidades que no se realizaron. Por eso les quiero por igual a todos y todos me producen el mismo pánico: cada uno de ellos ha atravesado una frontera por cuyas proximidades no hice más que pasar. Es precisamente esa frontera (la frontera tras la cual termina mi yo), la que me atrae. Es más allá de ella donde empieza el secreto por el que se interroga la novela. Una novela no es una confesión del autor, sino una investigación sobre lo que es la vida humana dentro de la trampa en que se ha convertido el mundo."
Así es, y por más trillado que suene, todo es espejismo y no se puede creer en nada. Salvo en lo que sentimos. Y de eso voy a hablar. Esto no es un blog, este espacio no es mío. Es de todas esas personas que me despertaron algo. ¿Y por qué la nena no puede quedarse quietita en su biblioteca en vez de mostrarle al mundo lo que lee? Porque no puede volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos.